Matemáticas activas es un proyecto didáctico-pedagógico, que permite trabajar las matemáticas de manera útil y práctica donde aprenden de forma continua, gradual y adaptada a su edad, conceptos matemáticos como la geometría, el razonamiento lógico, la orientación espacial, la numeración, el cálculo, la percepción visual y la medida.
El principal objetivo es enseñar y acercar al menor el aprendizaje de las matemáticas fomentando siempre la participación activa del alumnado partiendo de la manipulación, la observación y la experimentación. El objetivo es que poco a poco los niños y niñas sean capaces de trasladarse de un pensamiento concreto a un pensamiento abstracto.
Todo el aprendizaje de las matemáticas se trabaja jugando, siempre en equipo o en parejas, favoreciendo el respeto de turno, el compartir, la ayuda al compañero, etc., planteando juegos sencillos y muy divertidos que enganchan a los menores y despiertan la gran inquietud y deseo de superación del alumnado.
Para garantizar que el alumnado adquiere aprendizajes significativos, se establecen fases en el proceso de aprendizaje.
A primera hora de la mañana es cuando la mente de los menores está más activa, por ello se aprovecha para realizar pequeños juegos y dinámicas, ya sea en grupo o gran grupo, donde se despierta el interés del alumnado hacia el aprendizaje y se introducen los nuevos contenidos matemáticos.
Por ejemplo, si estamos conociendo las características de un triángulo o un círculo o la diferencia entre ambas, realizaremos una dinámica con los bloques lógicos, donde los menores a través de la manipulación y observación tengan que clasificar las figuras entre “Si es círculo” y “NO es círculo, o simplemente se les dé un tiempo para que experimenten libremente las figuras.
Verbalizar lo aprendido. Una vez adquirido los nuevos aprendizajes es importante verbalizarlos, por ello el maestro realiza pequeños juegos donde los menores puedan expresar con palabras lo aprendido.
Por ejemplo, si estamos aprendiendo el concepto “más largo que…”, “más corto que…” a través de las regletas, colocamos éstas en forma de pirámide. Los niños y niñas tendrán que realizar comparaciones: “la regleta naranja es más larga que la regleta marrón” o “la regleta amarilla es más corta que la negra”.
La ficha. Para finalizar el proceso de aprendizaje y a modo de “conclusión” se destina un rato a la elaboración de una ficha para fijar los contenidos y expresar de forma simbólica los aprendizajes experimentados.
A parte de los recursos ya mencionados como los bloques lógicos o las regletas, se utilizan otros muchos materiales ya sean para trabajar en gran grupo, en pequeño grupo o de manera individual.
La casa de los grillos. Con esta casita los menores aprenden a discriminar por el tacto, a definir sin ver e identificar atributos de tamaño y forma.
Por ejemplo, los niños se colocan en fila y de uno en uno tiene que meter la mano en la casita y sin ver, solo a través del tacto, tiene que coger la figura que “Tenga picos”.
La balanza. Este es un recurso muy bueno para que los menores comprueben las relaciones de equivalencia de las regletas, conozcan los números por dentro o se inicien en el concepto de suma, colgando números aun lado u otro de la balanza.
Por ejemplo, en un lado de la balanza colocamos el número tres y les preguntamos ¿cómo decimos TRES sin decir TRES?, ¿qué números debemos colocar que no sea el TRES para que la balanza se equilibre?
Los grillos. Este recurso se utiliza para trabajar el concepto de número por composición.
Por ejemplo, ayudándonos de la casita de los tesoros, colocamos CINCO grillos en una de las paredes de la casa y preguntamos: ¿De cuantas maneras podemos agrupar los 5 grillos? O ¿Cuántos grillos hay en la casita?
Finalmente, este proyecto ofrece la posibilidad de trabajar las matemáticas dentro de un entorno digital, donde los niños y niñas refuercen sus aprendizajes y desarrollen su agilidad mental a través de las nuevas tecnologías.